Haciendo una breve búsqueda en internet nos vamos a encontrar con que:
Las mujeres invierten más en fondos y diversifican más que los hombres, los hombres son más arriesgados para invertir y que las mujeres suelen pedir más que las asesoren porque buscan resolver dudas antes de cometer errores mientras que los hombres suelen cometer los errores y después tratar de solucionarlos.
Sin embargo esto no se debe a características “naturales” de ninguno de los géneros sino más que nada al acercamiento (o no) que hayan tenido al mundo de la economía y las finanzas y que responde, sobretodo, a roles de género estereotipados.
La investigadora y asesora financiera, Bárbara Stewart, en una serie de estudios se encargó de desmitificar estos conceptos que solemos asociar las mujeres con las finanzas en cuanto a que es un ambiente “hostil” o “complicado” y “lleno de una jerga específica”.
El resultado de los estudios revelaron que las mujeres invierten sobretodo pensando en su jubilación y que lo hacen tomando las decisiones por su cuenta. También, un 30% invierte para lograr independencia económica.
En lo que tiene que ver con el riesgo, si es que alguna vez las mujeres le temieron excesivamente, ya no: menos de una de cada 10 mujeres dijo que era reacia al riesgo, mientras que el 75% si bien era consciente, no modificaba su decisión de invertir.
Es cierto que muchas mujeres sienten que tienen menos conocimientos que los hombres acerca de las inversiones, sin embargo, distintos estudios demuestran que a las mujeres que efectivamente dan el paso a ser inversionistas les va mejor que a los hombres.